domingo, 3 de febrero de 2013

Farewell to arms. Adiós a las armas.


Estaba yo tratando de organizar mi archivo de viejas ilustraciones hechas hace tiempo para revistas de actualidad, cuando tropecé con estas dos.  Una debajo de la otra.  Juntas.   
No creo en las casualidades.  Cuando las ví, empalidecí, y un sudor frío me corrió por el cuello.
Aludían claramente a la situación de U.S.A.  Declinación del dólar, desesperación de los ciudadanos de la unión por tener un arma, en fin.
Tomé una ducha fría, me hice un par de huevos revueltos, apuré dos vasos de whisky, me puse la Bersa calibre 38 en la cintura, y salí a la calle a pasear el doberman.
Parece exagerado, pero con toda esa mierda del subconsciente nunca se sabe, hay que estar preparado.