sábado, 24 de noviembre de 2012

El premio Konex es para los muchachos.


Hace un par de semanas se entregaron los premios Konex de platino, y a mi me dieron el correspondiente al rubro "Ilustración".  Agradezco el simpático gesto, sobre todo por los colegas que forman parte de esta especialidad, pero me voy a tomar la libertad de transferir simbólicamente este premio a aquellos artistas gráficos que despertaron en mi y en muchos otros la imperiosa necesidad de dibujar.  

Hablo de José Luís Salinas, Florencio Molina Campos,  Luís Medrano,  Mario Zavattaro , Eduardo Ferro, Alberto Breccia, Oski, Roberto Battaglia, Calé, todos ellos increíbles creadores que se hicieron cargo de la gran cuestión, del gran tema, que es, la relación estética con la masa y no con un pequeño público especializado.  

Lo hicieron en forma brillante y fueron premiados por el aplauso de la gente común, nada menos.  Por ellos, miles de vocaciones se pusieron en marcha.

La obra de estos artistas populares aún espera tener espacio en Museo Nacional de Bellas Artes, en las galerías de "arte", en los suplementos de cultura de los periódicos, y en las sombrías entendederas de operadores que practican una desfachatada discriminación y que no pueden ser disculpados por el mero hecho de padecer una deplorable indigencia teórica.

Muchachos, es para ustedes y por su eterna memoria, gracias.











viernes, 9 de noviembre de 2012

2. Gioconda & friends.


David Lipszyc, propietario de la acuarela original y ex director de la Escuela Panamericana de Arte, tuvo la gentileza de enviarme una imagen electrónica de mi vieja Gioconda.  Hacía casi 30 años que no la veía.  No está mal, aunque tiene problemas de composición.  Por eso sólo muestro algunos fragmentos, y en un par de ellos, el fondo fué eliminado.  Creo que en cualquier momento, ya que la idea me sigue gustando, haré una nueva versión.

En primer lugar vemos a la muchacha, en su pose tradicional, tranquila, relajada, dueña de la situación, aunque se adivina un perceptible temblor en sus manos.

En la imagen siguiente exhibe sus magníficas piernas.  Se adivina una aún tímida oferta sexual.

El maestro Leonardo Da Vinci, fuera de sí, increpándola por algo que desconocemos.  Tiene aspecto de individuo bastante sucio e irascible.  En fin, tal vez ella se moviera mucho, algo así. 

Conversando acerca de lo poco confiable que son las mujeres encontramos a Vincent VanGogh, con su oreja recién cortada, y a su compañero de mesa, el indio Patoruzú, histórico personaje del cómic argentino.  La botella de ginebra ayuda a soportar las horrendas confesiones de ambos.

El pobre Popeye, detrás del mostrador, cargando con el inútil de Wimpy, como siempre.

Al pié del mostrador, presintiendo su triste final, la pequeña  y accesible Betty Boop,

Bebiendo cerveza, Donald exhibe su hueco optimismo, sin otro proyecto que el mero sobrevivir.

Es todo, buenas tardes.










viernes, 2 de noviembre de 2012

"Gioconda", una idea.



En un reportaje del periódico Página 12 publicado en éste mismo blog, aludo al incidente ocurrido en le concurso con el que La Escuela Panamericana de Arte festejó su 25 aniversario, en la década del "80.
Esta escuela, establecida ahora en Brasil, decidió publicar un libro institucional sobre sus orígenes e historia, y donde incluye mi trabajo como obra ganadora de aquel controvertido concurso, para lo cual me solicitaron un fundamento teórico, y también algún boceto que hubiera podido quedar en mis archivos. 
He aquí, entonces, la explicación de mi idea sobre el tema y el único boceto que pude encontrar, de los tantos que hice. 



El procedimiento seguido con mi Gioconda partió de la convicción de que las obras famosas conocidas por casi todos,  eran meros fragmentos de una totalidad mucho mas amplia, de la cual los artistas habían decidido, por la razón que fuese,  "recortar" sólo una parte.  

Ellos decidieron que la obra sería sólo ese trozo , y el resto sería sacrificado.  Seguramente las bacanales pintadas por Tiziano son sólo un fragmento de una fiesta descomunal, fácil es deducirlo, y el juicio final de Miguel Angel en la capilla Sixtina es la parte mínima de un colosal congreso sobre el origen de la creación.   Es más evidente en pinturas de burdeles de Toulouse-Lautrec, donde algunas figuras de los extremos aparecen cortadas por la mitad, ya que ése era el límite impuesto por la "mirada" del artista.

En el caso de mi Gioconda, y siguiendo con este razonamiento, pero en sentido inverso, la tarea fué restituirle una posible continuación del entorno de donde ella fué extraída y aislada por Leonardo de Vinci hace varios siglos, y rodearla nuevamente de amigos, muchos de ellos vulgares personajes de cómics que carecen de su prestigio y de su fama, bebiendo en un bar, tratando de evadir el hastío.  Ahora que pasaron unos cuantos años y lo pienso mejor, tengo la sospecha de que en el fondo era una idea política.