sábado, 31 de marzo de 2012

Increíble intervención automática en la Venus de Milo!

Sin pensarlo dos veces me arrojé con displicente audacia sobre esta copia de la Venus de Milo que me enviaron desde Francia la gente de la revista de arte Hey! , que sería expuesta junto con otras, en una galería de Paris.
Es que harto de mi mismo, recordé mi viejas épocas de experimentación con el automatismo y volví a echar mano a esa valiosa herramienta.
Con la mente en blanco dejé que la mano que empuñaba el lápiz se responsabilizara de la acción y recorriera irreflexivamente la superficie de la escultura, sin parar hasta terminar, en aproximadamente 6 horas.
Cuando desperté del letargo me encontré con formas desacostumbradas que aunque tenían raíces familiares, se habían asociado de una manera bastante novedosa para mi.  El experimento me había dejado exhausto.  Tomé una ducha fría, me puse una camisa limpia (había transpirado bastante), me hice unos huevos  revueltos y bebí un par de medidas de whisky.  Reconfortado por el café negro que ingerí para contrarrestar los mareos que me producía el alcohol (al cual  detesto), contemplé la obra y la encontré aceptable.  
La cantidad de posibilidades que brinda el distanciamiento de la conciencia en el acto de dibujar son infinitas.  Las cosas interesantes que podrían hacer los "fileteros" que se pasan la vida haciendo las cuatro pelotudeces de siempre!  En fin, tomé mi perramus y me fuí al bar "Ingenieros" de Av. Maipú , a tomar más café porque el mareo no se me iba.